16/3/09

Fiesta

La noche no acabó mal del todo. Me metió mano hasta sitios que no tienen nombre, y me susurraba algo al oído que no llegaba a comprender muy bien, pero que no sonaba mal del todo. Le quise pedir el teléfono, para quedar y tomar un cafelillo, más tranquilamente. Al final hasta nos tuteábamos. "Buenas noches y que te vaya bien", le dije, cuando me iba, al antidisturbios.

El 15 de Marzo, en rojo en los calendarios húngaros, es fiesta nacional. Recuerdan una revolución fallida, como tantas. Esta vez contra la casa de los Habsburgo, en 1848. Para el evento se prepara teatro callejero, con húsares y todo, se bebe el vino caliente que ha sobrado del invierno y, si eres neonazi, te da por olerle la testosterona a tus compadres, te juntas a ondear banderas y a culpar de tus frustaciones a la madre que nos parió. Y de fin de fiesta pues qué mejor que romper papeleras a patadas, liarse a cantazos con las lecheras - flamantes, por cierto - de la rendőrség (policía, en húngaro), cantar un poco por la muerte de los judíos, gitanos, latinos... en definitiva, la humanidad menos ellos.

Me llamó la atención la moda del pañuelo palestino. Sirve tanto de abrigo como para taparse la cara delante de las cámaras de la policía y de la tele, no sea que nos vea la mama y le de un patatús. Pero también se solidarizan con el pueblo palestino, manteniendo que los genocidios son en Gaza, que no fueron en Europa. Como algunos que yo me sé.
Para muestra, un botón. Y no equivocarse, que no son socios del atleti






1 comentario:

Antonio dijo...

Si lo que yo digo, a las manifas a pasar un buen rato y luego al parque a echarse unos petas. Sentimiento universal.