7/11/08

La Democracia en América

La noche del martes al miércoles la pasé en vela. Los mosquitos, que no respetan ni los rigores del otoño centroeuropeo, zumbaban alrededor de mis oídos. Hay razones para estar alerta contra estos vampiros dípteros: en 2001 chuparon la sangre y, por defecto, el alma, de algunos rumanos al infectarles con la meningoencefalitis vírica del oeste del Nilo.

Para estar despierto contra la amenza alada, me tapé hasta la barbilla con mi saco de dormir y encendí mi radio ¡Oh, mi fiel BBC World Service! Daba resultados en tiempo real, de Colorado a Florida, de New Mexico a North Carolina. Polls, results... Tenían corresponsales en Phoenix, en Chicago, en Washington... Hasta los había desplazados en Kenia, en el pueblo de la yaya del senador por Illinois, reportando los rezos y los bailes y los cantos (los tam-tam de la aldea global, digo yo) de los afro-africanos que invocaban dioses, espíritus, para la victoria de Mr. Obama ¡Qué despliegue de medios!¡Qué envidia!

Pero hubo un momento en que parecía que la respetabilidad de la Corporation se iba a ir al garete. A eso de las 3 Greenwich la euforía se hizo del estudio de la BBC del D.C. La profesora de UCLA, el ex primer ministro de Indonesia (?), el economista de London... todos invitados a comentar en tertulia, se pintaron de azul y de sol sobre labor. Advocates for Change, they seemed. Temía que cayesen en los mismos errores que otrora cometiese cierto diario. Es el riesgo de abrir primera con editoriales.

A las 3:30 GMT Virginia se pintó, por primera vez en cuarenta años, de azul. McCain, con sus eses silbadas, reconocía la victoria a su contrincante. Obama, todo un mesié le presidán, arengaba a sus seguidores con su "yes, we can", al final de cada frase.

Y ahí se quedó la cosa. Siguieron contando, recontando... Y yo me dormí. Horas más tarde (caí de sueño albente caelo) pregunté a una húngara, "y ¿qué te parece?"
- ¿que me parece el qué?
- ¿qué va a ser?
- No sé
- La victoria de Obama, mujer.
- ¿Ha ganado Obama? Hungría es un país chico, demasiado chico para que nos interese los quién-gana-qué.

Y me hizo pensar ¿Es España tan grande como para enredarse en esos debates?¿En qué nos afecta? Se dice que desde que los USA son el gobierno del mundo, todo el mundo debería tener derecho de voto. Y pensé a quién tendría que haber votado. Si fuese Joe the Plumber, a McCain; si fuese un empleado de una térmica de carbón, a Obama; si fuese un evangelista pro-vida a Sarah Palin... que me diga, a John McCain; si tuviese una plantación de maiz en Ohio, a Barack.

Pero soy español trabajando en Hungría, un país chico ¿A quién hubiese votado? No creo que con el economic meltdown y el market turmoil, en palabras de Zapatero, problema estrictamente de los tiburones neocons, tengan demasiado tiempo en hacer política exterior. The economy, stupid! se decía en la corte del rey Clinton. Estas elecciones tuvieron su epicentro en la economía, y los demás asuntos (war on terror, Pakistán, Cuba...) han sido elegantemente centrifugados.

¿Debía haber votado el mundo? En estas, el mundo ni pinchaba ni cortaba. Lo que Hungría. El mundo es demasiado chico.

Ahora, para los que me conocen y me leen (que son pocos, pero se lo agradezco) les ofrezco lo que yo opino: En enero jura Obama, la señorita Pelosi es dueña del House of Representatives, es azul también el Senado ¿Demasiado poder en un mismo partido? ¿Dónde los checks & balances? Tocqueville quiso escribir una ensayito sobre la democracia en América en 1835, y acabó redactando un mamotreto infumable. En una frase: liberales del XIX, cuidado con tanta democracia, no sea que el monstruo se convierta en un Saturno que , después de darle matarile a sus hijos, se acabe merendado así mismo de postre. Antes de cualquier comentario, pongan a Tocqueville en perspectiva.

No me pareció bien que McCain girase tras la primarias del centro a la derecha evangelista de Palin (una señora que duda de la existencia de los dinosaurios...), y por eso merecía la derrota. El cambio es positivo cuando se sabe lo que se quiere cambiar, y mucho me temo que Mr. Obama va a experimentar con pólvora - no se puede dudar, menos ahora, de la estrategia Petraeus para los bochinches en los que se ha metido EEUU. En su favor debo decir que para ayatolás y otros iluminados va a ser difícil llamar a un país "Great Satan" si el segundo nombre de su presidente es Hussein.

Entiendo que la fuerza de Obama y su mensaje de cambio haya llegado al viejo continente, pero no entiendo que haya calado tan profundo. Aunque fuerte, no es Hércules, ni va a poder mover arroyos para limpiar la mierda de los establos. Mucho menos los establos ajenos ¿Alguien pensó, por algún momento, que Obama iba a meter a EEUU en la Unión Europea?

Mi candidato, al principio, fue Ron Paul, un replicano de Texas, que está por enterrar la forma de hacer política del republicanismo del siglo XX y volver a los orígenes, a Jefferson. A dar valor a al término republicano, a entender la República como hombres, no como territorios, a la libertad, a la política exterior basada en la diplomacia (eso no incluye ni a Wilson ni a Kishinger), no en el mesianismo... en definitiva, a lo que se llamó "legalizar la Constitución".

La cuestión racial me cansa. Dos secretarios de Estado, dos, ha tenido George W. Bush: Collin Powell y Condolezza Rice. Y no eran blancos. Es una nueva forma de hacer política que recorre el mundo y que me aterra. El de hacer concesiones, gestos, llamamientos... a las minorías. Véase la elección de Palin para McCain, la forma en la que el alcalde de Berlín llegó al consistorio, etecé. Se llama "a romper techos de cristal": que los hay, los hacemos gruesos y luego, con taladro de dentista, hacemos el paripé de querer rajarlos; que no los hay, se busca la forma de ponerlos. Me parece obsceno hacer política en base al recuento y no al interés. Es la vuelta de tuerca de la Realpolitik: se deja el ideal hasta en campaña.

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