10/10/08

Conjunto escultórico

Aviso a fotógrafos: si quieren tomar una bella instantánea de Budapest, diríjanse al medio de cualquiera de los puentes que cruzan el Danubio. Podrán desde ahí tomar fotografías a cualquiera de los deliciosos edificios que se apostan a la ribera de un río enorme y solemne. El parlamento le hará viajar a Londres; el castillo de Buda y los baños, a Estambul. Y, si le apetece, puede alejarse un poco del río e inmortalizar sus momentos junto a majestuosas casa palaciegas, a edificios modernistas, a enormes plazas cargadas de historia, o piérdase por la judería.

Pero atrévase a viajar lejos del centro de la ciudad. Lejos, muy lejos, lejísimos, a nada menos que a quince minutos en metro, se encontrará otra ciudad. Lejos, no en distancia, si no en estilo. Y tan cargada de monumentos como el centro.

Son los cientos de edificios que el socialismo, en su búsqueda de la felicidad para el nuevo hombre desclasado, en posesión de la única y total verdad absoluta (¡¿quién lo niega?!), y en una demostración sin precedentes de su negación a la vida, al hombre... regaló al obrero-esclavo como recompensa por aguantar los golpes de hoces y martillos. Qué mejor idea, pensarían los planificadores, que encerrar al populacho en pequeñas dachas, una para cada familia, una encima de otra y todas idénticas al resto, grises. 4 en el bajo, 4 en el primero, 4 en el segundo... 4 en el quinto.

¡Chalecitos sin jardín para todos!¡Qué no falte de ná!(sic). Todos iguales, todos jodidos. Todos igual de jodidos. Contra esa uniformidad industrial e impuesta, se afanan hoy los propietarios de las casa en pintarlas de colores. Las hay azules, verdes, amarillas, blancas...

Aún quedan, como recuerdo de lo fue y que nuca debió haber sido, las grises de verdad, las de bronce y piedra que entre los mismos miembros del politburó se levantaron, las estatuas constructivistas de aguerridos soldados, lenines, marxes y otras excelencias, y las han almacenado en un parque de Buda. el Parque Memorial de Szobor guarda las efigies que en otra época vigilaban cada plaza, cada calle, calle oficina. Es un Gran Hermano de Hermanos Mayores inhertes.

1 comentario:

Marc dijo...

Vaya, estoy monopolizando los comentarios... prometo no abusar.
Grande Budapest, triste delirio el del comunismo con esos cuartuchos residenciales!
En Brasil el Comunismo fue otra cosa, lejos del padre soviético impulsor. Nada más que algunas intentonas desde una élite minoritaria intelectual y rica, intentonas que se quedaron en eso.

Cómo van tus tareas de voluntario internacional?